LAS EMPANADILLAS DE MI MADRE, de Ángela Prieto


Yo tengo muy buenos recuerdos de los guisos de mi madre en la infancia y también después, de mayor. Ella guisaba muy bien, aunque unas cosas te gustasen más que otras. Procuré aprender todo lo que pude de ella y me gusta mucho guisar.

Algo que no volví a comer fueron sus empanadillas. Ella dejo de hacerlas y a mí no me quiso enseñar a hacer la masa. Siempre me decía que era muy costoso hacerlas. Recuerdo verla en la mesa de la cocina, con una botella de cristal, estirando la masa que hacía con harina y aceite hasta darle el punto. Después las rellenaba con huevo duro y tomate, otras veces con alguna clase de carne. Las hacía rectangulares, las freía y recuerdo que la masa era gorda.

También, a modo de dulce, con la misma masa, cortaba unas tiras no muy largas, las freía y las echaba azúcar por encima.

Nos sabían a gloria.


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