En los días de septiembre de 1952, mi
madre fue a Potes con alguien más del pueblo. Iban a comprar un
chon, y salieron por la tarde para hacer noche en un pueblo de
Polaciones. Allí tenían una amistad de cuando venían a casa de
mis abuelos y cambiaban patatas o manzanas por maíz.
Por la mañana madrugaron para llegar pronto a Potes y como coincidía que eran las fiestas de la Cruz pudieron ver por primera vez el desfile de los Cabezudos. Como eran fiestas tuvieron que pasar allí la noche y a mi madre la hizo ir a cenar y quedarse Auria, la Señora de Barcenillas, que vivía allí.
También estaba invitado un médico. Cenaron un plato de alubias y después una manzana rebozada. Mi madre volvió de allí encantada. Las alubias las comía muchos días y le quitaron el hambre; pero esa manzana rebozada ha dado mucho de si. Al otro día por la mañana compraron los chones y salieron de Potes al cruce de Piedrasluengas, y desde allí bajar a Sarceda pasando por Polaciones a pie... y a ratos con el chon a cuestas.
Aquellos tortos de manzana me despiertan muchos recuerdos. Cuando íbamos a la hierba en los invernales, también era bastante habitual que mi madre se acercase al huerto donde teníamos unos manzanos. Cogía un par de manzanas del árbol que más se aproximaba a madurar y nos hacía el postre para comer... y hasta sobraba para la merienda.
En casa hemos sorprendido a muchas personas con ese dulce.
Comentarios
Publicar un comentario